Aunque parezca inofensivo, un coche parado sufre un proceso de deterioro lento y continuo. A continuación te explicamos los principales focos de contaminación:

1. Fugas de líquidos contaminantes

Aceite de motor, líquido de frenos, refrigerante, líquido de dirección o incluso combustible residual en el depósito.
Con el paso del tiempo, las gomas, juntas y depósitos se agrietan y resecan, provocando goteos invisibles al principio, pero muy dañinos para el suelo.

Estos vertidos penetran en la tierra, contaminando el subsuelo, y en zonas urbanas, llegan a la red de alcantarillado, afectando aguas residuales y su tratamiento.

2. Baterías sulfatadas

Una batería descargada no es solo un residuo inútil. Cuando permanece en un coche abandonado, empieza a sulfatarse, liberando ácidos peligrosos para el medio ambiente.
Además, las baterías contienen metales pesados como plomo, que contaminan suelos y aguas si no se gestionan correctamente.

3. Oxidación y corrosión de metales

La carrocería, el chasis y múltiples componentes metálicos sufren oxidación con la humedad y el paso del tiempo, lo que produce residuos metálicos que se desprenden y pueden filtrarse en el entorno.

Los coches abandonados acaban convirtiéndose en focos de contaminación urbana y rural mucho más serios de lo que aparentan.

4. Residuos plásticos, gomas y materiales sintéticos

Tapicería, salpicadero, parachoques… todos estos elementos, con el calor, la lluvia o el paso del tiempo, se degradan y liberan microplásticos o químicos que alteran el ecosistema local.